En Córdoba, River peleó cuando había que pelear, raspó como raspó un muy intenso Instituto, y jugó cuando también había que jugar. Volvió a ser contundente, volvió a ser protagonista, pero fue sobre todo muy inteligente para manejar los tiempos de un partido que se le fue abriendo de a poco hasta terminar en una goleada que es una inyección de confianza para estos jugadores. Lencina, sobre todo: el chaqueño de Corzuela no olvidará nunca la noche del Kempes en la que se destapó con sus primeros dos goles con una zurda que promete ser muy importante en la proyección de un semestre que recién arranca pero que ya empieza a entusiasmar al colectivo riverplatense. Porque aparecen los circuitos de juego, porque el gol, como ante Platense, sigue saliendo fácil y no es poco en un fútbol argentino en el que casi nadie hace goles (hasta el Instituto-River, entre los cuatro juegos del sábado sólo se había gritado un tanto, el de Rosario Central, y de penal).

Le sobró contundencia al CARP para ir desactivando gradualmente el planteo de la Gloria, que propuso un trámite áspero. Ahí fue clave otra vez un Colidio que sigue en estado de gracia con el gol, el propio Lencina, y sobre todo un Salas que es evidentemente la pieza que le faltaba al equipo de MG: la presión alta inalterable de principio a fin para forzar la salida larga a dividir la pelota del rival fue otra vez clave, pero sobre todo la inteligencia y la jerarquía que volvió a mostrar el 7 para moverse, para aguantar la pelota y descargar, y para los controles. Uno de ellos, top, terminó con el 2-0 del chico Lencina, a quien después asistió de gran manera en el segundo tiempo para el 3-0.

A partir de allí el partido se rompió, más aún desde la expulsión de Francis Mac Allister que desbloqueó una goleada que se consumó con un buen zurdazo de Galoppo. Antes, fueron decisivos los chicos, con buenos aportes también de Juan Cruz Meza, y especialmente guerreros como Lucas Martínez Quarta y Marcos Acuña, que completaron dos partidazos para bancar la parada cordobesa cuando el trámite estaba dividido y picado también.

Así, el CARP dio otro paso adelante, empieza a sumar confianza además de puntos esenciales para seguir escalando posiciones en la tabla anual: todavía falta mucho y el semestre le pondrá muy rápido el desafío de una Libertadores que puede cruzarlo temprano con un cuco como Palmeiras, pero para River es un buen comienzo. Aun a la espera de Portillo y Galarza, con Juanfer en gateras, el aire ya empezó a cambiar.